Han pasado días dolorosos en que se ha hecho difícil hilvanar frases que puedan expresar la gratitud familiar por todo el apoyo, compañía, cariño y amor que recibimos.
Mi padre, con quien muchos compartieron, fue siempre un niño atrapado en un cuerpo de grande, el cual me dejó dos de sus grandes pasiones, los deportes y la lectura, además del gusto por el tecito.
Hoy cuando él, junto a su madre, son mis ángeles de la guarda, busco palabras que contengan todos mis sentimientos y sólo puedo decir gracias.... por estar conmigo siempre, por tener la fortuna de contar con gente de verdad y por haberme prestado la parte del cuerpo más importante de mis amigos, su hombro, en el cual pude apoyar mi cabeza y llorar.
Gracias a Lucía por estar siempre ahí, a Anita por su ayuda y compañía, a Sary mi hermana en el dolor, a Fiscalización toda por ser mi fortaleza y mi familia, a Carola Chávez por tener siempre una palabra de aliento y a todos mis amigos y amigas que de una u otra forma estuvieron y están conmigo.
Mis agradecimientos sinceros a mi Jefe, Rodrigo Albornoz, por su calidad humana y deferencias para conmigo, a mis colegas y amigos de la Utem por su comprensión y a la Asociación de Funcionarios de la Superintendencia por su compañía.
Marcela Lecaros y Familia.
